Por Oscar Villeda
La tambaleante y frágil alianza formada por los partidos de: la Revolución Democrática (PRD), Revolucionario Institucional (PRI) y Acción Nacional (PAN) en Michoacán, tal vez sea lo mejor que le pudo haber pasado al blanquiazul, al menos en la región Oriente del Estado, cuya presencia es nula en términos de contar con representantes en los distritos federal y local, así como en presidencias municipales.
Metafóricamente (del griego μεταφορά; propiamente traslado, figura retórica), Acción Nacional se ha convertido tan sólo en el pan dulce que acompaña al café, es decir “no llena pero distrae el hambre”, un instituto sin esperanza y carente de cuadros regionales importantes que le permitan acceder de nueva cuenta a relevantes posiciones políticas sin la necesidad de alianzas u otras estrategias.
En 1995 la férrea lucha de su militancia dio como resultado el gobierno de Virgilio Bucio Reta (1996 -1998) en Tuxpan, y en ese mismo período en Zitácuaro, de la mano de Carlos Zepeda Morales; en Tlalpujahua (2002-2004), con Manuel Colín Salazar; su avasallante dominó en Ciudad Hidalgo, con Sergio Solís Suárez (1996-1998 y 2002-2004), Everardo Padilla López (1999-2001) y José Luis Ávila Franco (2008-2011); mientras que, en Maravatío Roberto Flores Bautista (2008-2011) y Guillermo Corona López (2012-2015) aportaron su granito de arena, al igual que Juan Pérez Anaya (2012-2015) en Angangueo, para facilitar el acceso a diputaciones.
De aquel azul intenso hoy escasamente queda el aguamarina, los panistas se han replegado y sus dirigentes negociado acuerdos sin consultar a la militancia, déjà vu (tipo de paramnesia del reconocimiento de alguna experiencia que se siente como si se hubiera vivido previamente) del proceso electoral del 2018 en las que accedieron a integrar coaliciones o candidaturas comunes con diversos partidos, algunos impensables como el PRD.
Y es que, gracias a dicha acción es cierto que obtuvieron regidurías y sindicaturas en alcaldías en las que nunca habían tenido presencia o en donde era improbable que accedieran a ellas por el número de votos obtenidos de la ciudadanía; pero, ¿en verdad los panistas, aquellos que dieron origen en 1939 al partido o que encumbraron a Alfonso Hernández Sánchez (1er diputado local, 1947); los simpatizantes, de: Gómez Marín, Luis H. Álvarez, Efraín González Morfín, Francisco Barrio Terrazas, Manuel Clouthier, etc, hubieran aceptado ese mendrugo… de poder que hoy de nueva cuenta se ofrece?, definitivamente no lo creo pero porque no preguntarle a la estructura su opinión, ¿cuál es la verdadera razón de aceptar tan funesta alianza? o quizá, ¿es tan sólo para sobrevivir políticamente y/o para mantener prerrogativas personales?.
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