EL VIEJO PERRO, LA MARMOTA Y EL LEÓN.
- Evolución en línea
- 20 jul
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Por Oscar Villeda
La amistad entre el viejo perro y la marmota se consolida en la comuna donde abunda el pescado, ambos temen el crudo invierno que se avecina y redoblan esfuerzos para que al menos uno de sus compinches -véase El viejo perro y su comitiva- se mantenga en el poder, pero como dice el dicho “a la vejez, viruelas”, y su papel dentro del reino comienza a caer en el absurdo, utilizando los medios disponibles para generar popularidad, aunque lamentablemente se les ve de un lado a otro como simples porristas.
La marmota previamente había llenado sus cachetes de alimento cuando no hace muchos años jugueteaba con las tuzas, sus madrigueras se atiborraron de: Moras, frambuesas, cerezas y manzanas que descaradamente sustrajo del reino; y ahora en el bosque de los siervos ha buscado transformarse y redimirse para mantenerse en el poder, para ello se alió con el viejo perro, quien ya sabía de sus mañas, pero poco le importó, pues cojeaba del mismo pie.
La mancuerna comenzó a maquilar un plan para sacar del camino al sabueso que por el momento presenta ventaja; en cada reunión que se organiza por el reino, la marmota es la encargada de reunir a los animalitos del bosque, prometiéndoles más alimento, con lista en mano palomea a quienes asisten, y castiga a los que no llegan al lugar, retirando los apoyos que ofreció.
Mientras que el viejo perro allana el camino -según sea el caso- para la hiena, la zorrita o la loba y así, favorecer al grupo; su plan para mantenerse en el poder y evitar los señalamientos se complementa con imponer un nuevo león para que resguarde el paraje, uno que le sea incondicional y fiel como un perro, que no busque trapitos sucios del manejo del reino y que, de ser posible destruya cualquier rastro que lo pudiera incriminar, es decir, que se convierta en su guardaespaldas, pero sólo el tiempo dirá si tuvo razón.

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