Por Oscar Villeda
Las Asociaciones Civiles (A.C.) tienen como objetivo el resolver necesidades de carácter cultural, educativo, desarrollo social, salud, etc, de un sector o grupo de la población sin obtener nada a cambio; éstas son integradas por personas físicas cuya regulación varía de un país a otro.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en México (2013) existen 7 mil 902 instituciones sin fines de lucro dedicadas a causas de interés social, muchas de ellas con excelentes resultados; sin embargo, dicho instrumento no se encuentra exento de ser empleado de forma perversa al servicio de figuras políticas “que de la nada” crean algunas Asociaciones Civiles -patito- valiéndose de lagunas jurídicas que, y de la misma manera que el uso irregular de espectaculares (véase https://evolucionenlineamich.wixsite.com/website-1/post/redentores-del-pueblo) emplean para catapultar su imagen y “posicionarse” entre el electorado.
Estrategia fácil de identificar a lo largo y ancho del territorio nacional y por supuesto en Michoacán y su región Oriente: Tuxpan, Zitácuaro, Jungapeo, Maravatío, Tlalpujahua, Ocampo, Angangueo, por mencionar; éste tipo de Asociaciones Civiles son constituidas, integradas y dirigidas por familiares, allegados, amigos del seudo candidato o peor aún por éste; pero ¿cuantas de ellas en verdad cuentan con un registro o han sido validadas por el Instituto Nacional de Desarrollo Social (Indesol)?, ¿cuántas celebran asambleas? o al menos ¿cuentan con un acta constitutiva?.
Cuestiones que quizá a muchos no importen toda vez que y al igual que su nacimiento, éste tipo de A.C desaparecerá en cuanto se presenten los resultados electorales -ganen o pierdan- puesto que ya se ha cumplido con la misión encomendada por el demagogo (palabra que deriva del griego dēmagōgós, que se traduce como “conductor del pueblo”).
Aristóteles en su obra, Política, Libro III, Cap. V, División de los gobiernos, considera a la
demagogia como una desviación de un gobierno republicano cuyo único interés son los pobres, es decir a quienes se busca atraer para alcanzar intereses propios valiéndose de falacias (mentiras) o argumentos validos pero simplistas para mantener o alcanzar el poder.
Hoy cuántos demagogos buscan sostener su status de privilegio valiéndose de la oratoria, de las A.C, de promesas que jamás se cumplirán y de generar entre la población michoacana falsas esperanzas en plena pandemia generada por el Covid-19, ¿a cuántas personas se puede cautivar con despensas, cobijas, dadivas o con la promesa de un puesto de trabajo que le ayude a salir de la crisis económica? y es así que -en su mayoría- políticos o demagogos juegan con la necesidad del pueblo, con el hambre “de su gente”, y usted ¿a quién conoce?.
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