Por Oscar Villeda.
¿Sobrevivir a costa de lo que sea, incluso haciendo de lado la dignidad o dignificar la profesión política?, el cuestionamiento pareciera tener una respuesta básica pero poco práctica en los hechos; hoy es más fácil entregar huevos, material para construcción, cobijas o cualquier otro insumo que la población requiere para sobrevivir o “mejorar su calidad de vida”, que ofrecer resultados.
Los funcionarios públicos -en su mayoría- que aspiran a un nuevo cargo de elección popular u otra encomienda política se van por lo simple, es decir comprar el voto, entregar una despensa o quizá tan sólo una promesa que seguramente al llegar al cargo será olvidada o desechada.
Algunos políticos buscan afianzar su imagen o posicionarse a través de redes sociales, medios de comunicación o ciertas encuestas patito, ¿cuánto hay que invertir para estar entre los primeros lugares y rankear dentro del partido?; considero que es innecesario dar nombres, quizá hasta infructuoso toda vez que basta con navegar en la red, ver espectaculares que buscan sortear los lineamientos del Instituto Nacional Electoral (INE) para no caer en actos anticipados de campaña y que les permitan avanzar sobre otros.
¿El tamaño del cartel publicitario importa?, claro que éste podría definir la ambición personal o una serie de complejos infantiles (pensamiento freudiano) y -posiblemente- muy en el fondo -o quizá no- un trastorno de personalidad narcisista (*Mito Narciso de Caravaggio) ante una paupérrima entrega de resultados. De tal forma que, un mal político sin importar el tiempo o lugar seguirá siendo un pésimo funcionario, una calamidad para el pueblo.
Hoy chapulinear (dícese del calo, saltar de un puesto a otro y/o de partido en partido) en busca de asegurar el futuro económico y político del imperfecto o de sus familiares, es la acción más socorrida por… Pobres Políticos (Carlos Hank González) ya que poco o nada saben hacer para ganarse el sustento diario sin la ayuda de favores, palancas o patrocinios.
El escudarse en idílicos “logros” como salvar el mundo, Estado o Municipio; el defender a capa y espada a grupos vulnerables -cuando ésta es su obligación como funcionarios- les facilita el autoproclamarse en redentores del pueblo, calidad con la que se pavonean y “desgastan suela” por las comunidades, tenencias y demás caminos de Michoacán o México; no, ese no es mi representante y tampoco deseo que lo sea, ¿y el de ustedes?.
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