Por Oscar Villeda.
En poco tiempo el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) ha tomado el control de la política de izquierda en México, creado el 2 de Octubre del año 2011 pero reconocido hasta el 9 de Julio del 2014 (INE), hoy define el rumbo del país de la mano del presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador (AMLO); sin férrea oposición alguna, tiene el control de las Cámaras (Diputados y Senadores) con un poco de ayuda de su hermano mayor el Partido del Trabajo (PT) y de otros organismos políticos o legisladores “satélite”.
Aunque y como se puede observar en los resultados de la elección del año 2018, su dinámica de trabajo fue avasallante, pero no deja de ser también imperfecta, toda vez que su militancia de éxodo (marcha de un pueblo o de un grupo de gente del lugar en que estaban para buscar otro lugar en que establecerse) arrastra consigo la herencia de vicios, de malas prácticas políticas y de partido. Esta gran torre de Babel tiene también sus limitantes, y Morena ha sabido imponer su voluntad aún y cuando ésta sea en ocasiones irracional.
Para el próximo proceso electoral que vivirá gran parte del país y por supuesto Michoacán, ha dejado en claro cuales son sus prioridades: la primera, y más importante, la titularidad del ejecutivo estatal teniendo como aspirante al actual alcalde de Morelia, Raúl Morón Orozco; enseguida, obtener el mayor número de Legisladores Federales que se pueda, para así conservar su mayoría en la Cámara de Diputados; y finalmente, arrebatarle al Partido de la Revolución Democrática (PRD) el Congreso Local.
En 2018 Morena fue el segundo partido en la entidad en obtener más presidencias municipales, sólo por debajo del Partido Revolucionario Institucional (PRI); no obstante, dicho logro -al igual que las diputaciones federales y locales- se alcanzó en su momento por el arrastre e imagen de AMLO, pero ahora éste personaje no aparecerá en las boletas electorales, de ahí que se prevé que los resultados serán diferentes.
Pese a ello, y haciéndose del rogar, Morena aceptó trabajar con los petistas -claro imponiendo condiciones-, competirán juntos por los 24 distritos locales, aunque 15 serán para Morena, entre ellos Zitácuaro (13) y Huetamo (18); y 9 a propuesta del PT, como Maravatío (03) y Ciudad Hidalgo (12).
En lo relativo a los ayuntamientos, se aprobó la colaboración conjunta en 108 ayuntamientos, 69 para Morena: Tuzantla, Tiquicheo, Tuxpan, Áporo, Maravatío, Contepec, Epitacio Huerta, Huetamo, Susupuato, Irimbo, Juárez y Jungapeo, en la región Oriente de la entidad. Por su parte, los petistas designarán candidatos en 39 alcaldías, entre ellas: Angangueo, Ciudad Hidalgo, San Lucas, Senguio, Tlalpujahua y Zitácuaro.
Visiblemente el partido de la estrella recibe mendrugos de poder, no se ha considerado su historia y peso en la izquierda mexicana que data desde el 8 de Diciembre del año 1990, no hay distribución equitativa de las candidaturas en ésta coalición y quizá, ello se convierta en un factor relevante para la pérdida de plazas o simplemente Morena se cansó de poner los votos y no los candidatos.
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